
Llegamos a La Paz y lo comprobamos: de pacífica no tiene nada. Bueno tampoco vivimos en una ciudad tan tranquila, pero al recorrer Bolivia se nota la diferencia cuando se llega a La Paz.
El centro está en un pozo y la ciudad ha crecido hacia arriba, es como un embudo lleno de casitas y con muy poco espacio para transitar.

Conseguimos un hostal en San Francisco, que viene a ser el centro del casco histórico y es donde está la iglesia homónima. (en mis 29 años creo que es la primera vez que uso la palabra homónima)
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